LOS ´70:EL ATAQUE AL BATALLÓN MILITAR DE MONTE CHINGOLO. LA NAVIDAD SANGRIENTA DEL ERP

Más de 60 guerrilleros murieron en el intento de copamiento de la unidad militar, el 23 de diciembre de 1975; un delator frustró el éxito de la ofensiva

El intento de copamiento del Batallón de Arsenales de Monte Chingolo, el 23 de diciembre de 1975

Un colectivo usado por los atacantes del ERP (Télam Agencia de noticias)

Por Mariano De Vedia

LA NACION

La arenga de Mario Roberto Santucho, líder del Ejército Revolucionario del Pueblo(ERP), no admitía margen de error. “Será la acción revolucionaria más grande de la historia de Latinoamérica. Más grande, por su envergadura, que el asalto de Fidel a la Moncada”, alentó el jefe guerrillero a sus compañeros en una casa de Berazategui, dos semanas antes del ataque al Batallón Depósito de Arsenales 601 que el Ejército tenía en Monte Chingolo, en el sur del Gran Buenos Aires, en una zona rodeada de villas de emergencia. El objetivo era doble: apropiarse de armas y desmoralizar a las Fuerzas Armadas, cuando flotaba en el aire la sensación de un inminente golpe de Estado, en los meses finales del gobierno de Isabel Perón.

Seguro de sus planes, Santucho intentó transmitir confianza. “Si hubiera la más mínima posibilidad de que fracasara, esta operación no se haría”, les dijo a los combatientes. Pero no previó la intromisión de un delator. Los militares esperaron a los guerrilleros, en vísperas de la Navidad, y causaron el mayor desastre de la organización guerrillera, con más de 60 muertos y 30 heridos.

En el libro “Argentina. Un siglo de violencia política”, el periodista Marcelo Larraquy cuenta que meses antes, en agosto de 1975, un control policial detuvo en la ruta 9 al conductor de una camioneta cargada de armas que transitaba rumbo a Córdoba. Detrás venía otro vehículo, al mando de Jesús Ramés Ranier, militante del peronismo revolucionario, que logró escapar. Ranier no había acatado la orden de Enrique Gorriarán Merlo, uno de los líderes del ERP, que había transmitido la necesidad de circular por un camino alternativo y evitar los controles policiales. Se sospecha que allí el Ejército tomó conocimiento de los planes guerrilleros.

Ranier integraba el área de Logística de la organización y un mes después del ataque al Batallón de Monte Chingolo, fue ejecutado por la propia organización guerrillera.

Planificación

La operación para atacar el arsenal más poderoso del Ejército, que llevaba el nombre de Domingo Viejobueno, en un predio de 170 hectáreas, fue cuidadosamente planificada y el objetivo era sustraer un cuantioso botín militar: 900 fusiles FAL, 100 fusiles M-15, cañones antiaéreos, ametralladoras y municiones para alimentar a sus combatientes. Participaron del ataque más de 200 militantes.

“Mientras un pelotón tomaba el Batallón de Arsenales y se retiraba con las armas, las unidades de apoyo debían neutralizar nueve puestos policiales sobre la zona del Riachuelo y el Camino General Belgrano, que conducía a La Plata, para impedir la llegada de fuerzas militares y policiales, y facilitar la fuga. En los hechos, el asalto implicaba convertir en zona liberada los partidos de Avellaneda, Quilmes y Lanús, durante al menos doce horas”, narra la investigación de Larraquy.

A la conducción del ERP –brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT)- llegó la información de que en el batallón militar se habían reforzado las guardias y declarado un “alerta roja”, pero lo atribuyeron a medidas relacionadas con el fallido intento de levantamiento del brigadier Jesús Orlando Capellini, días antes, en el Aeroparque y en la VII Brigada Aérea de Morón, y no las vincularon con sus planes.

El día 23 –la fecha señalada para el ataque- se levantó el alerta roja, según informó un soldado conscripto que les proveía información a la conducción del ERP desde el propio cuartel militar.

El ataque

Cerca de las 19, un camión de distribución de bebidas, ingresó raudamente por el portón de entrada, seguido d otros nueve vehículos. Los guerrilleros fueron sorprendidos por efectivos del Ejército que los esperaban en el interior del batallón y repelieron el ataque. Los efectivos contaban con el refuerzo de otras unidades militares, de las tres armas. Algunos atacantes escaparon y las fuerzas militares, con el apoyo de aviones de la Armada y de la Fuerza Aérea, rastrearon la zona casa por casa para hallarlos y no ahorraban disparos de ametralladoras en los barrios vulnerables para capturarlos.

Se sumaron a la dotación del batallón efectivos de los regimientos de Infantería 1, 3 y 7, de Granaderos a Caballo, del Grupo de Artillería 1, del área de Aviación de Ejército y unidades de la Policía Federal y de la Gendarmería, entre otras fuerzas de apoyo, con tanques, ametralladoras y helicópteros. Hubo redadas y enfrentamientos en los barrios aledaños al cuartel.

La derrota en Monte Chingolo constituyó un golpe letal para el ERP, que perdió a muchos combatientes. Tres meses después llegó el golpe militar. Más tarde, el 19 de julio de 1976, Santucho y el número dos de la organización, Benito Urteaga, cayeron con otros integrantes, en un enfrentamiento en Villa Martelli. El cuerpo de Santucho nunca fue localizado.

Más de 60 muertos y 30 heridos se contaron entre las bajas de los combatientes del ERP en Monte Chingolo. Se calcula que el Ejército y las fuerzas de seguridad tuvieron entre siete y diez muertos.

La posterior ejecución de Ranier fue comunicada al mes siguiente por el ERP, tras someter al guerrillero a un tribunal popular, que lo condenó a muerte. Larraquy menciona que se comprobó que recibía un sueldo mensual para él y su pareja y se lo halló responsable de la caída de más de 100 militantes del ERP y del PTR. “La justicia revolucionaria ha vengado a las decenas de compañeros muertos y desaparecidos, y es un ejemplo y una advertencia”, informaron en un comunicado el 13 de enero de 1976.

La unidad militar de Monte Chingolo fue disuelta en 1994 y hoy el predio forma parte de un polo industrial de la zona de Quilmes.